domingo, 18 de marzo de 2012

El Romanticismo: escribiendo un relato de terror

Bueno, chicos y chicas de 4º; como os he pedido que escribáis un relato de terror , os dejo aquí uno que yo escribí con vuestra edad, aunque no porque me lo pidieran en el Insti (creo). Lo transcribo tal y como lo escribí en su día, y tal y como lo conservo en mi viejo cuaderno.


SOMBRAS DE LUZ (16)

Noto cómo mis pupilas se dilatan acomodándose en la oscuridad, espero un momento y descubro ante mí una inmaculada pared teñida de cal blanca. La puerta se cierra herméticamente tras mi espalda. 
La oscuridad está encerrada entre cuatro muros de blancura cegadora.
Algo llama mi atención y hace que mi mirada se desvíe hacia la izquierda: es un pequeño punto negro que destaca en la claridad rompiendo la pulcra frialdad de la estancia.
Por un momento olvido el pequeño detalle y giro lentamente mi cabeza recorriendo con la mirada los cuatro muros que me rodean. Observo que la habitación parece mayor debido al enorme y blanco vacío. Sin embargo, sé que es un pequeño rincón en el que, a pesar del encierro, me siento independiente, libre.
Me coloco en el centro de la habitación y sin poder evitarlo me dejo distraer por el pequeño y oscuro punto; tengo la impresión de que es mayor que antes; ya no es un punto...

Me sorprendo caminando lentamente, con los ojos clavados en el suelo, blanco suelo. Logro salir de mi abstracción y, levantando bruscamente la cabeza, vuelvo a caer en la tentación. Esta vez, la mancha negra es más grande que mi mano. El espacio va reduciéndose progresivamente, las paredes se estrechan poco a poco...

La inquietud comienza a molestarme y la tensión me impide razonar; la sensación de libertad huye de mí... Me encuentro mal, voy a salir. Me dirijo hacia la puerta y antes de acercar mi mano a ella sé que no voy a poder huir. Lo intento en vano. La frustración se mezcla con el miedo, con la preocupación, con la angustia... En mis manos comienza a aparecer un frío sudor.
Me vuelvo y la imagen que paraliza mis excitadas células queda grabada en mi mente. Las hinchadas venas de mi cabeza se empujan como luchando por escapar de ella, en busca de la inalcanzable libertad...
La masa negra se abalanza sobre mí y los cuatro gigantes me atenazan, me apresan. Mis reflejos han sido anulados, todo en mí estalla en pedazos y queda reducido a un pequeño punto negro...
 
- Venga, que ya ha sonado el timbre. Vamos.
-¿Eh?... Ah, ya voy, espérame. 

Todo sigue igual, pero entre tanta oscuridad, destacando entre la negra sombra, distrae mi atención un punto de luz, de esperanza...
 
Es un pequeño punto blanco de libertad.


                                                       
 

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